miércoles, 27 de mayo de 2020

EPI emocional


El Proyecto de Intervención Comunitaria en  Educación Emocional Lepe Siente, teniendo en cuenta los resultados del cuestionario administrado al personal laboral del Ayuntamiento de Lepe, para conocer los efectos del estado de alarma, y atendiendo a la tercera línea de sus actuaciones: "Crear escenarios de formación y cuidados para aplicar la Inteligencia Emocional en el ámbito laboral del Ayuntamiento de Lepe", ha diseñado un EPI Emocional para promover la salud entre los trabajadores y trabajadoras del mismo.

Para ello, hemos tenido en cuenta que las emociones displacenteras que afloran en situaciones alarmantes o estresantes son principalmente:

- Miedo
- Ansiedad
- Enfado
- Tristeza
- Asco o rechazo
- Desesperanza...

¿Cuál sería, entonces, el equipo ideal para protegernos (no de nuestras emociones) sino de la sobreexposición a ellas o de los efectos duraderos de sentirlas o incluso del contagio de las de los que nos rodean?

Os vamos a proponer una serie de recursos personales, que bien pudieran considerarse un Equipo de Protección Individual emocional. Estos recursos deben formar parte de nuestro día a día y nos ayudan a:

    • Tomar conciencia de lo que estamos sintiendo
    • Cuestionar nuestros pensamientos.
    • Dirigir nuestra atención hacia aquello que nos apoye.
    • Cuidarnos y cuidar a los demás.

Una gorra con rejilla para airear las ideas y dejar ir nuestros pensamientos negativos. Nuestros pensamientos no nos definen y en muchas ocasiones son automáticos e intrusivos, provocando emociones intensas que no nos ayudan a tomar decisiones. Practica el desapego con tus pensamientos o proponte pensamientos alternativos que no te bloqueen.

Auriculares que nos permitan hacer silencio, deleitarnos con la música y aislarnos del ruido (sobreexposición a noticias catastrofistas o mensajes de odio). Al igual que la exposición solar provoca daños en nuestra piel, la exposición a noticias pesimistas o mensajes críticos destructivos dañan nuestro equilibrio emocional, provocándonos emociones de rechazo, que lo que vienen a decirnos es que nos alejemos de toda esa información. ¡Qué mejor compañía que el silencio o la música para encontrar el equilibrio!

Gafas: una mirada hacia dentro y hacia afuera. Más allá de las ventanas y los balcones. Dirige tu atención y mirada hacia aquello que te aporte calma y serenidad. Practica actividades contemplativas y crece mirando en tu interior.

Mascarilla: filtra la queja y el lamento, que contaminan y no te moverán del sitio. Utiliza el enfado para reivindicar lo que necesites. El enfado viene a comunicarnos que algo o alguien ha traspasado nuestros límites y nos impide alcanzar nuestro objetivo. Cuando estamos enfadados es fácil hacer daño. Por lo que deja pasar un poco de tiempo y utiliza la energía que te aporta esa emoción para conseguir lo que pretendes, sin dañar a nadie.

Una mochila cargada de recursos y gratitud para alcanzar la esperanza. Cuando tenemos miedo, necesitamos recursos para afrontarlo. Si nos equipamos bien podremos avanzar. Además, para tener esperanza necesitamos haber estado tristes y estar agradecidos: hacia los actos de los demás y hacia todo aquello que poseemos de manera natural.

Indumentaria cómoda, ligera y transpirable. Para que te proteja de las inclemencias externas y conserve el microclima adecuado. A modo de invernadero, aunque en el exterior haya mal clima emocional, debemos ser capaces de nutrirnos de nuestras capacidades y competencias emocionales para florecer.

Buenos zapatos para transitar la tristeza y poder cruzar hasta la alegría. La tristeza es la emoción que nos dice que hemos perdido algo y nos facilita la reflexión. Si somos capaces de transitar por ella dejándonos arropar por los seres queridos, poco a poco aceptaremos la situación y estaremos preparados para disfrutar de las pequeñas cosas que nos sientan bien.

Mapa para ser consciente de nuestra ubicación en tiempo real. Y, si nos perdemos, poder encontrar el camino al “Aquí y Ahora”. Si nos centramos en el presente, dejaremos de angustiarnos por lo vivido y de sentir ansiedad hacia el futuro.


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